Mario Acosta es la víctima de hoy. Coordinador de Andalucía Occidental, quizás la figura más importante de la expansión del partido en Andalucía, luchador infatigable contra el nacionalismo desde hace varias décadas, y que recientemente denunció públicamente la estridencia autoritaria de los dirigentes de Ciutadans en los medios de comunicación.
Es inadmisible que un partido que tiene como lema: “solo nos importan las personas”, tenga tan poco respeto por la dignidad de los suyos. Mario Acosta no es el primero, previamente se fueron eliminando a todos los que han resultado incómodos a las prácticas autoritarias que quieren implantar como sustitutivas de los Estatutos del partido.
Otros que le precedieron fueron: Luisa Feliú (comisión itinerante), Juan José Areta (coordinador de la agrupación de Madrid), Juan Francisco de la Torre (coordinador de la federación resto de España – todo el territorio nacional sin Cataluña-), Antonio Casas Aragón (militante de base que apoyó a Mario Acosta en los foros del partido), Manuel Cabezas (coordinador de Cerdanyola, suplantado actualmente), Gerardo Arteaga (militante de Cerdanyola), compañeros de Aragón, Madrid, Cataluña, Valencia-Murcia, (con graves problemas democráticos con el coordinador actual, y numerosos abandonos de la formación en las comunidades levantinas), y tantos otros desapercibidos.
¿Cuantos militantes anónimos han abandonado el partido?. ¿Cuántos han desistido de su incorporación al mismo?. Pero, ¿quién se está cargando a Ciutadans?. ¿con qué interés?, ¿a quién beneficia nuestra desaparición política?.
Ciutadans ha iniciado hace tiempo la espiral del totalitarismo y con ello su agonía política. El fin está cada día más próximo, y nadie en la dirección del partido podrá detenerlo, la mentira les ha envuelto de tal forma que ya no saben salir de ella.
Uno más de la corriente zanahoria.