lunes, 25 de junio de 2007

Programa VI: Poder Ciudadano

Si decimos que en España vivimos en un régimen totalitario, no faltamos a la verdad, porque como tal se define un sistema en que todos los poderes están prácticamente en los mismos. En la democracia de nuestro país, Montesquieu no se conoce, algo dijo Alfonso Guerra en su día al respecto. Vivimos en un totalitarismo político, la política es un elemento ambiental que se encuentra omnipresente en la sociedad.

El poder ejecutivo depende del legislativo, el judicial no es independiente y correlaciona en sus decisiones con interés político con el ejecutivo correspondiente en más del 80 % de las ocasiones. El “cuarto poder”, los medios de comunicación están en mayor o menor medida al servicio del gobierno correspondiente, y en su defecto, de la oposición. Hay medios de comunicación que dependen del poder político correspondiente, más que de su gestión empresarial.

Los ciudadanos estamos inermes ante la opresión a que nos someten los políticos. Se ha visto con las recientes leyes sobre el consumo, no por que no sean necesarias, sino por la forma fascista en que se han impuesto.

No hay alternativa ciudadana al poder político, el Estado controla a la Sociedad por completo, cuando por sentido común y por definición constitucional, debería ocurrir precisamente lo contrario, que la Sociedad controlara al Estado, esta es una de las mayores perversiones de la política que padecemos.

Los políticos han ocupado el nicho de las creencias, del que han desplazado a las religión, desde la teoría de las dos espadas de Occam, el poder divino y el poder humano se habían configurado como contrapoderes en equilibrio. Al desvanecerse las creencias religiosas, su poder se debilita, y deja paso a un poder civil hegemónico, que no es realmente un poder civil, ojalá fuera así, sino un poder estatal representado en el gobierno de turno.

Dos ejemplos se pueden observar la enseñanza del castellano en Cataluña, la enseñanza de la religión en España, no son posibles, porque solo interesa un sistema educativo políticamente coherente con los valores al uso del gobierno de turno. Se asiste en la educación a la implantación de valores determinados, desde perspectivas concretas, en detrimento y contraposición de los demás valores existentes, ¿puede haber mayor prueba de totalitarismo?.

Los ciudadanos debemos responder ante esta intromisión del Estado en nuestras vidas privadas, porque estas acciones atentan contra nuestra libertad. La sociedad debe organizarse, estructurarse políticamente, y presentar batalla contra lo que viene, no solo a nivel de nuestro país, sino también en relación con el proceso de globalización que estamos viviendo, o estaremos condenados a la esclavitud política de los nuevos amos.

Los ciudadanos debemos recuperar el poder que nos han arrebatado los políticos La inmensa mayoría de la población tiene los mismos intereses, y los partidos políticos se encargan de fragmentarlo, para que quede bien oculto el propósito común y poder seguir actuando exclusivamente según su criterio, sin responder a las auténticas necesidades de sus representados.

Es hora de que los Ciudadanos se representen a sí mismos, en relación a sus propios intereses y erradiquen a los intermediarios del proceso político. Es la hora de ejercer la libertad, que consiste en elegir, no solo entre las alternativas que nos ofrecen, sino en las que los ciudadanos necesitamos y deseamos, y si todavía no existen habrá que crearlas.

La decisión última sobre el camino que debe seguir nuestra sociedad debe depender en última instancia de los ciudadanos, y cada día debe ser menos mediado este proceso por los políticos.

Los ciudadanos debemos pasar a la acción, tomando conciencia de la realidad y buscando las soluciones para nuestros auténticos problemas, y no los que nos presentan los políticos que son precisamente los que le interesan que veamos. Esto debe hacerse de forma democrática, promoviendo la participación de los ciudadanos en la política, y este proceso debe guiarse por la síntesis necesaria entre libertades individuales e igualdad colectiva, de forma equilibrada e inteligente, en un modelo posibilista y justo.

El “quinto poder” es el económico, pues “el sexto” debe ser Ciudadano, por la cuenta que nos tiene. Si el poder solo se puede concebir desde una forma totalitaria, (ojalá algún día deje de ser así), vayamos hacia un totalitarismo ciudadano, esa es la esencia de la democracia, un poder de todos, antes que el poder en manos de algunos para que hagan lo que les parezca, y nadie puede decirles nada.

Ciudadano Ubú
Uno más de la corriente zanahoria