MARÍA ANTONIA PRIETO. BARCELONA.
Ciutadans, la formación que nació como alternativa a los partidos tradicionales, que ofreció transparencia a los ciudadanos cansados de los vicios de la clase política, y que se convirtió en un fenómeno sociológico al irrumpir en el Parlament con el aval de 90.000 votos, se encuentra en plena fase de descomposición interna.
Los intentos de su presidente, Albert Rivera, por negar la crisis sólo han conseguido enervar aún más al sector crítico -diez meses después de su constitución Ciutadans ya tiene un sector crítico-, que amenaza con organizar la marimorena. Superado ya el ecuador de la campaña electoral, la cúpula de Ciutadans se enfrentará mañana a una prueba de fuego, ya que los militantes descontentos con el proceso de confección de candidaturas intentarán que el Consejo General de Ciutadans -integrado por 70 personas- «se haga cargo del partido» para resolver la crisis abierta a raíz del enfrentamiento entre Rivera y el secretario general y número dos, Antonio Robles. Este último comunicó su dimisión el pasado 4 de abril al sentirse
«desautorizado» por Rivera, con quien mantiene un pulso por el poder.
«Hasta aquí hemos llegado, amigo Albert, es curioso que la primera vez que impones tu autoridad, lo hagas para desautorizar al secretario general en la única decisión que ha tomado por sí mismo y sin tu aprobación», se lamentaba Robles en la carta que remitió a Rivera por aquellas fechas. Esta decisión no fue otra que la destitución del gerente del partido, una persona de confianza de Rivera. De hecho, en los meses de enero y febrero, Robles afrontó dos mociones de censura en sendas reuniones del Consejo General, que se quedaron a un paso de prosperar.
Para evitar que la crisis les estallara en la cara justo unos días antes de la celebración de las municipales, Rivera y Robles intentaron trasladar el miércoles una imagen de unidad y desmintieron que la dimisión del número dos fuera inminente, pero el propio afectado admitió que se plantea dejar el cargo tras los comicios. Aunque aludió a «razones personales», el enfrentamiento entre Robles y Rivera se arrastra desde hace meses.
Ha sido el ex coordinador de la agrupación de Ciutadans en Sevilla, Mario Acosta, quien ha hecho pública la situación interna del partido. Acosta, que dimitió de su cargo hace unos días en desacuerdo con las disputas internas y luchas por el poder, sentenciaba que en Ciutadans «se han infiltrado mafiosos, políticos corruptos y gente procedente de otras formaciones que no comparten los valores que dieron vida» a la formación.
Rivera se quejó ayer de que se dé más crédito a alguien «con dos expedientes encima» que al presidente y al secretario general. La expresión de Rivera indignó a Mario Acosta, quien anunció que presentará una querella contra el presidente de Ciutadans si no retira las «falsedades y calumnias» vertidas contra su persona.
Acosta espera que el Consejo General -máximo órgano del partido- se haga cargo mañana de la situación y sea capaz de imponerse al consejo ejecutivo que, según denunció, actúa «con total oscurantismo» de cara a los militantes.