A menos de un mes de la próxima asamblea general de Ciutadans, los dirigentes de nuestro partido todavía se están preguntando que es lo que ha ocurrido ante la debacle electoral que hace que nuestro proyecto político se tambalee, a menos de medio año de haber logrado representación en al Parlament de Catalunya.
Muchas son las razones a las que se pueden atribuir los malos resultados, cuando se escucha por ejemplo a la candidata por Barcelona, Esperanza García, decir que el problema ha sido por la elevada abstención (es cierto, Catalunya es el lugar donde ha habido más abstención de España), y por la campaña mediática que se ha establecido contra su candidatura, pues no parecen quedar las cosas suficientemente claras.
La ausencia de expansión del partido al ámbito nacional, que fue la opción del congreso de Bellaterra, no fue respetada por los dirigentes del partido, argumentando que se podrían infiltrar grupos organizados; y paradójicamente, lo que han hecho es permitir la entrada de grupos organizados, del PSC, del PP y de CIU, en las candidaturas de las municipales. En algunos casos desplazando incluso a los militantes de Ciutadans.
La razón fundamental del fracaso se debe a la impericia y la inexperiencia de nuestros dirigentes, que han permitido que se cometan numerosas irregularidades en la confección de las listas electorales, produciéndose además estrategias de contención del crecimiento para tener un mayor control de las agrupaciones de cara a las municipales
Se ha entrado en un proceso de selección de candidatos afines, que han desplazado, por ejemplo a los militantes que habían conseguido los mejores resultados el pasado 1-N, en Cerdanyola, donde lo han conseguido (y se ha descendido un 40 % de votos) y en Ripollet, lo han intentado, sin conseguirlo (y se ha descendido tan solo un 4 % en los votos), lo que parece decir que donde la democracia ha fluido, las cosas han funcionado mejor.
Se ha obtenido la alcaldía de Gimenells, con una candidatura pilotada por un exalcalde del PP que fue sometido a una moción de censura por cuestiones urbanísticas, que firmaron hasta sus propios compañeros de partido; también esta localidad es conocida por haber sido el primer lugar en que Greenpeace hizo una manifestación contra las plantaciones de maíz transgénico en España. Pero las urnas apoyan al señor Pardós y no hay nada más que decir, solo recordar algunas cuestiones de su biografía.
Quitando los cinco concejales de Gimenells, que más son patrimonio de su alcalde (se ha pasado de 14 votos el 1-N a 348 en las presentes elecciones), se han obtenido 8 concejales en toda Cataluña, ninguno en Salamanca y Alicante.
¿Quiénes han sido los responsables?
En primer lugar, la dirección del partido, que en su Olimpo de Urquinaona, se ha dedicado a organizar el desastre electoral. Se han perdido 25.000 votos con respecto al 1-N, con prácticamente una participación similar (3 puntos menos en las municipales).
Los dirigentes de este partido, Albert Rivera y Antonio Robles, se han disputado los apoyos para el próximo congreso a base de organizar las listas electorales más afines y así nos ha ido. Mucha gente de la que colaboró en las elecciones del 1-N, en esta ocasión ha hecho huelga de brazos y mentes caidas, porque lo que no se puede permitir es a estas alturas, feudalismos cutres, y actitudes despóticas.
El consejo ejecutivo, que en vez de ser el órgano más estimulante del partido, se ha convertido en una reunión de convidados de piedra que incluso ha sido instado a abandonar su ocupación del consejo ejecutivo por el consejo general (máximo órgano del partido entre congresos) y avalado en su decisión por el Comité de Garantías (máximo órgano arbitral del partido), sin hacer ni caso, en un golpe de estado sin precedentes
Esta situación fue denunciada en su día por el compañero Mario Acosta, excoordinador de Andalucía Occidental, ante los medios de comunicación y por los firmantes (54) de la declaración de la dignidad, que solicitaba el cumplimiento de los estatutos y que no se presentaran las candidaturas irregulares, que por cierto, no han sacado ni un solo concejal.
El descarrilamiento de Ciutadans
Estas elecciones se han perdido fundamentalmente, porque el proyecto Ciudadanos se ha salido del camino, ha descarrilado, abandonando la defensa radical de los valores cívicos, la regeneración democrática, y la lucha contra el nacionalismo.
La politización más burda de los dirigentes de Ciutadans nos ha llevado al fracaso, y los responsables, deberán rendir cuentas, incluso antes de que se celebre el próximo Congreso, previsto para finales de junio de este año.
Mientras en nuestro partido no seamos capaces de hacer autocrítica, llevando a la mesa los problemas que tenemos, no seremos capaces de resolverlos; cuanto más tiempo transcurra, hasta que se abra la crisis, peores serán las consecuencias.
Albert Rivera, Antonio Robles y el Consejo Ejecutivo han fallado al partido, a las expectativas de los militantes, y a la esperanza de los posibles electores de nuestra opción política, y por ello deben reflexionar durante un periodo suficiente, porque han quedado invalidados por ahora para llevar el proyecto de Ciutadans adelante, a lo más alto.
En política, nadie es imprescindible, más bien todos somos necesarios. Que presidente y secretario se ocupen de representarnos correctamente en el Parlament, y que dejen paso a quienes realmente sean capaces de llevar Ciutadans al encuentro con su destino, para abrir un nuevo canal en la política española, que no es tan solo una tercera vía, como anuncia Savater, sino adaptarnos de una vez al ancho de carril europeo, más allá de los nacionalismos destructotres de la convivencia pacífica, y que nos permita alcanzar el futuro deseado, dejando atrás la corrupción, la crispación y el sectarismo a que nos condenan los grandes partidos políticos.
¡A por todo, Ciutadans!