miércoles, 13 de mayo de 2009

El Gato de Libertas

El espectáculo de Ciudadanos es magnífico, disfrútenlo. Y contemplen el modelo de organización del poder político dentro de una formación pequeñita, para entender con claridad lo que ocurre en otras más grandes.

Sí, ahí tienen ustedes a Albert Rivera despreciando la opinión de sus compañeros, y tomando la decisión que conduce al final de su partido, como el pequeño Napoleón que se cree, con tanta sed de poder como de gloria. Él, que ha nacido para esto, por qué nunca ha hecho otra cosa. Que bien habla, que guapo es. Y que listo, como se ha deshecho de los que le auparon a la presidencia en el II Congreso de Ciudadanos, tras haber sido denostada su gestión, la del consejo ejecutivo, y la del consejo político por la Asamblea de Compromisarios. Todo estaba perdido, pero su mentor, Françesc de Carreras guardaba un as en la manga, un as que ya había intentado utilizar en el I Congreso de Ciudadanos en Bellaterra y casi le acaban corriendo a gorrazos, pero la tenacidad es virtud en los aviesos y el que la sigue la consigue.

Así que ni corto, ni perezoso, el atribulado profesor émulo de Ibarretxe, encontró la clave para que su chico siguiera siendo presidente de Ciudadanos, muy fácil, una propuesta que fuera grata a la izquierda más sectaria y organizada de la formación política, la que había engrosado las filas de Ciudadanos desde la INN de Robles y el PSC Positivo de Domingo, el BLOQUE NO NACIONALISTA.

Urdieron la jugada entre todos. De Carreras propondría el cambio de ideario inicial, el de la transversalidad entre liberales y socialdemócratas, a una deriva hacia el no nacionalismo de centro izquierda catalán, y si salía adelante entonces los liberales, radicales, independientes y algunos de la izquierda no alineada se irían de inmediato. También los de otras comunidades, por qué el partido que había comenzado teniendo una perspectiva nacional, terminó siendo una milonga no nacionalista.

Había que embridar al potro para que no le diera muchas coces al nacionalismo socialista que impera en Cataluña desde hace treinta años, alguien se preguntó entonces si De Carreras era un topo del PSC. Pasado el tiempo, sí ha logrado su objetivo, por qué Ciudadanos se desvanece, y Albert Rivera, acabará pidiendo su incorporación (y posiblemente la de su partido) en Libertas, gracias a la simpatía que despierta este chico en Declan Ganley, el multimillonario irlandés promotor del asunto. Un rival menos en la política catalana contra la inmersión social que se está produciendo en el delirio cuatribarrado que se ha organizado.

¿Pero que hicieron los diputados díscolos entonces?, pues apoyar la desviación de Ciudadanos de su objetivo inicial, para convertirlo en una sucursal enmascarada del PSC, el no nacionalista, que lo hay . Fíjense ustedes en todo lo que han hecho durante la presente legislatura los tres mosquitos, revolotear por el Parlament y llevarse el sueldo para casa, mostrando en el caso de Robles y Domingo su tremenda incapacidad, y en el de Rivera, que es más fácil pasarse un partido por el arco del triunfo que comerse una naranja.

Pero no es lo mismo señores, el amor que la lujuria. Los militantes que nos fuimos tras el Congreso del Hespérides nos marchamos por qué nos cambiaron el destino a mitad de viaje; pero los que se van ahora lo hacen tras una traición. Y no es lo mismo ser un traidor que ser traicionado.

Tanto como hoy se quejan agrupaditos, con sus manifiestos de "no hay derecho", así de agrupados apoyaron a Rivera todos ellos por entonces, sin siquiera pensar que habían traicionado en altiva perversión a sus compañeros, a su partido, y los objetivos para los que este había surgido: la lucha contra el nacionalismo y la regeneración democrática.

Tan inmensa era la ambición de todos ellos, que no dudaron en herir de muerte al partido, con tal de salirse con la suya, aunque fuera con Rivera de presidente, al que ahora acusan de traidor por coaligar Ciudadanos con Libertas. Rivera les ha hecho a ellos, lo mismo que ellos hicieron a los demás, no por justicia restitutoria, sino por suprema ambición y artera habilidad.

Todos ellos, llevarán a lo largo de su vida adherido el estigma de la traición para su vergüenza, por haber preferido defender su ambición, antes que los intereses generales que representaban. Rivera siempre se representó a sí mismo, el partido siempre ha sido un instrumento de sus pretensiones. Pero de Domingo y Robles se esperaba, al menos, algo de coherencia y respeto por los demás, dada su adscripción tan alardeada de lucha contra el nacionalismo y adhesión a los valores tradicionales de la izquierda ideológica y política. Aquel Robles que en La Paloma temía que el partido muriera de éxito en aquella delirante y trémula actuación que brindó al público desde su mesianismo paleto, no se ha equivocado.

Ciudadanos ha muerto de éxito gracias a Antonio Robles y a José Domingo, el éxito de sus manipulaciones es lo que ha acabado con Ciudadanos. Rivera, sólo ha introducido al gato Libertas en el partido, y las ratas, que querían ser concejales, han salido despavoridas, emitiendo estridentes chillidos, y eso que el gato no ve, que si llega a ver. Ya lo dijo Felipe González en su día, "el gato no importa que sea blanco o negro, lo que importa es que cace ratones". Y el bueno de Durán, con un simple ronroneo, despejó de lastre la escena, para hacer a partir de ahora las cosas a su placer, que es lo que estaba deseando.

Es lo que tienen estas cosas de la inteligencia colectiva, que piensan uno o dos por todos, y si la inteligencia les ha esquivado, como es el caso de Robles y Domingo, hacen el más extravagante ridículo. Si al menos hubieran consultado a De Carreras, les hubiera dicho que la nación de ciudadanos requiere esfuerzo, coraje, y mucha pasta. Se sienten políticos, y en realidad, son acémilas acomplejadas.

Disculpad que este artículo no esté en catalán, por qué en catalán no encontraría palabras para definir lo vuestro. El no nacionalismo, es lo que necesita el nacionalismo catalán para salirse con la suya y además es inconstitucional, tan incostitucional como vuestra quimera trasnochada y la del referendum del profesor De Carreras.

Ciudadano Ubú