sábado, 23 de junio de 2007

Programa II: Control de los representantes políticos y sus actividades


La democracia no consiste exclusivamente en acudir a las urnas cada cuatro años, los ciudadanos deben recuperar el poder político que se les ha concedido a los políticos y que estos utilizan exclusivamente para escalar posiciones sociales, y facilitar el ascenso de los de su partido político. Esto no es democracia, es un cuento.

La democracia requiere una participación activa de los ciuadanos en el sistema político y en la representación que desean. Como ciudadanos, debemos exigirnos a nosotros mismos saber que es lo que está ocurriendo con nuestros votos, que son exactamente equivalentes a una inversión económica. Al igual que nadie compraría acciones en la bolsa y se olvidaría de que las ha comprado, tenemos que hacer un seguimiento de lo que los partidos políticos hacen con la representación que les concedemos.

Los votos deben condicionarse a la cuenta de resultados de las necesidades auténticas de los ciudadanos, no exclusivamente en referencia a una ideología determinada. En los tiempos actuales, las diferencias entre las ideologías cada día más moderadas, son prácticamente inexistentes en lo que concierne a gestión, y lo único que cambia realmente es que se primen unos gestores sobre otros.

Esto debe concluir, los ciudadanos debemos participar en las decisiones políticas, y para lograrlo es necesario aproximar la democracia y las decisiones a los ciudadanos y alejarlas de los políticos. Los partidos deben gestionar los intereses ciudadanos y si no lo hacen, deben ser denunciados por ello, ante la sociedad.

No vivimos en un sistema democrático, sino en un sistema con apariencia democrática, que en realidad oculta actitudes que nada tienen que ver con la democracia. Como mecanismos para establecer una democracia real, que supere el modelo formal existente, se deben exigir a los partidos políticos unas cuantas cosas:

. Listas abiertas

. Eliminación de los modelos jerárquicos y de liderazgo personalista.

. Seguimiento individual de las actividades realizadas por cada representante político a lo largo de una legislatura.

. Denuncia de cualquier actividad política que no se atenga a criterios democráticos.

. Los representantes políticos se deben a sus electores no a quien los nombra.

. Información periódica (mensual) de lo que hacen los representantes políticos, la agenda de cada representante político debe ser pública y de fácil consulta para los ciudadanos que deseen hacerlo.

. Implementar mecanismos fáciles de consulta popular, aunque no sean vinculantes, pero que puedan ser solicitados, en caso de que determinadas acciones políticas puedan perjudicar la estructura social de una comunidad. Planes de urbanismo, implantación de empresas, obras públicas, etc.

. Regulación de los ingresos de los políticos y de sus gastos con fondos públicos, seguimiento de los recursos asignados y que hacen con ellos.


Y unas cuantas cosas más, que seguro que se nos van ocurriendo a todos, lo que se propone en definitiva, es un control exhaustivo de las actividades políticas por parte de la comunidad, al contrario de lo que hoy ocurre, que es un proceso organizado de ocultación, con una apariencia de que todo es absolutamente transparente.

Los ciudadanos contratamos a los políticos para representar nuestros intereses, pero los políticos cuando reciben su nombramiento, en vez de rendir cuentas a los ciudadanos, lo hacen a sus respectivos jefes políticos. Esto debe cambiar de forma inmediata.

Hay que regular la vida política de los políticos que tenemos en este país, y establecer los mecanismos que permitan conocer si son eficaces, o se dedican simplemente a hacer su agosto particular con los cargos que ocupan, y que derivan de los votos que les hemos proporcionado.

El control político. José María Maravall, Taurus Pensamiento. 2003


Ciudadano Ubú
Uno más de la corriente zanahoria