sábado, 26 de mayo de 2007

Todos somos Ciudadano Ubú (I)

Una amable lectora me ha enviado un mail anónimo, anunciándome que soy su héroe, no le he dado ni las gracias, ahora lo hago, y un amable lector me ha enviado otro, diciendo que por qué soy ciudadano y no ciudadana, pues no tengo ni idea, quizás por una tontería de la genética, ésto no tiene nada que ver con el sexo, no todo en la vida es sexo, ciudadano.

Yo soy Ciudadano Ubú, el genuino, el auténtico, el irrepetible y como todas las cosas buenas de la vida, el efímero, el intrascendente, el olvidado; cualquier día desapareceré de la misma forma que he llegado hasta vosotros. Y ahora que ya me habéis conocido, voy a presentarme.

De Ubú Rey a Ciudadano Ubú

El nombre de Ciudadano Ubú, como algún inteligente lector a explicado en su blog, proviene de aquella obra de Alfred Jarry de casi todos conocida, y por algunos interpretada, paso a ofrecerles una breve reseña:
Ubu Rey, fue estrenado en París, el 10 de diciembre de 1896, causando un espléndido escándalo entre la burguesía parisina, nada imaginar dada la cantidad de putadas que aparecen a lo largo de la obra, siendo esta obra considerada como precursora del teatro del absurdo. Con esta obra, Jarry, su autor quedó inmortalizado el mismo día de su estreno, que fue interrumpido numerosas veces por los abucheos de los ofendidos y los vítores de los vanguardistas. Sólo se representó dos veces, luego se suspendieron las representaciones.

Su argumento pasa de lo extravagante a lo certero, es una obra satírica en la que se mezclan las referencias a Macbeth, con los excesos de un monarca tan tirano como cobarde. Y cuya trama da lugar a situaciones llevadas hasta el absurdo. Es una crítica corrosiva contra la autoridad que el autor realiza a través de la llegada al poder del grotesco Padre Ubú, quien junto a su mujer encarnan la corrupción y el despotismo, casi un paradigma de los dictadores del Siglo XX. William Yeats, que pese a su mal francés presenció el estreno escribió en su autobiografía a propósito de esa noche "Después de nosotros, El Dios Salvaje".

Alfred Jarry nació en Laval en 1873, estudió en La Sorbonne, y tras la representación de Rey Ubú, su vida cambió completamente, empezó a confundirse con su propio personaje, adoptando el habla sincopada y pedante de su personaje, y las características de su personalidad. Se volvió más excéntrico. Trabajó constantemente en adaptaciones y reelaboraciones para marionetas. Caminaba siempre por París con una pistola en el cinturón. Y le invitaban, los de siempre, para reírse de él, pobres idiotas.

A pesar de su éxito, vivió de forma pobre hasta su morir de una tubercolisis aderezada por el alcohol y las drogas, el día 1 de noviembre de 1907 (el 1 de Noviembre es una fecha importante para Jarry y para Ciutadans), a los treinta y cuatro años, en el Hospital de la Caridad de la capital francesa.

Transcurridos cien años desde la muerte del autor, se considera legalmente que su obra es de dominio público. Editorial La Bondiola nos la ofrece en su página web. Para su disfrute, aquí se la dejamos, Ubú Rey.

Los tres metros de tierra y el siglo que separa a Jarry de nosotros, le impiden continuar su obra con Ciudadano Ubú, pero estoy seguro de que en algún lugar se estará riendo ampliamente.