domingo, 24 de junio de 2007

Programa V: Sin libertad no hay futuro


Los límites de la libertad deben ser la justicia y la democracia; la justicia, para delimitar el ámbito de lo posible, la democracia, para que ese ámbito sea accesible a todo el mundo por igual. Los valores, al igual que las creencias, deben quedar fuera de la definición de la libertad, aunque sea la misma defensa de los valores occidentales.
La libertad es un concepto positivo, no debe definirse desde lo que no es, sino desde lo que es. Es la ausencia de libertad, el concepto negativo el que debe excluirse. La libertad es siempre individual, y solo el agregado de todas las libertades individuales da lugar a la libertad colectiva, y también al ámbito de la libertad que debe ser delimitado por la justicia. No se puede delimitar la libertad desde un punto de partida colectivo, sino individual.

Sin libertad, no es posible la democracia, ni la justicia, nuestro ideario debe asumir este concepto como inicial y prioritario. La lucha contra los dogmatismos es imprescindible en un mundo occidental que se hace más indeterminado en sus valores, a medida que otras alternativas se determinan cada vez más hacia el fanatismo.

La libertad debe ser algo parecido a un clima, un medio ambiente que permita el desarrollo sostenible de la democracia y la justicia. El ámbito de mi libertad llega hasta el máximo de libertad posible del ciudadano que sea y se sienta más libre en la sociedad en la que vivo, y la defensa de la libertad, debe hacerse en complicidad con los ciudadanos que sean o se sientan menos libres, (que es donde concluye el ámbito de mi libertad, en los más oprimidos).

Siempre que no hayan vulnerado o vulneren los criterios de la justicia o la democracia, es necesario elevar el nivel de libertad de nuestra sociedad hasta el máximo posible. El terrorismo, por ejemplo, no forma parte de la libertad, sino de la opresión, porque atenta contra la democracia y la justicia en la que viven la inmensa mayoría.
Los nacionalismos y otros sectarismos, hacen algo similar, imponer sus respectivos valores en la sociedad, utilizando la democracia para su propósito inicial, con el único límite de la justicia. Son arcaicos y feudales e impiden el progreso en nuestra sociedad.

Ambos comparten la imposición de un sistema de creencias y valores dogmático, contra la decisión relativa y compartida de la inmensa mayoría de ciudadanos. La libertad, es el antídoto de los delirios de los iluminados, que buscan la trascendencia de sus pretensiones contra democracia, razón y sentido común, imponiendo sus creencias a los demás contra su voluntad

Ciudadano Ubú
Uno más de la corriente zanahoria